La aparición de los cigarrillos electrónicos y los nuevos productos de nicotina ha introducido el primer desafío al consenso que se formó en torno al tabaquismo, obligandonos a plantearnos si el objetivo último de la salud pública sigue siendo la derrota del cigarrillo y su costo en muertes y enfermedades, incluso si eso significa aceptar el uso continuado de nicotina en la sociedad.  Para resolver este dilema, los organismos de salud pública tienen la tarea de equilibrar la preocupación por la iniciación de los jóvenes (y la perenne desconfianza en la motivación de la industria), con la oportunidad de evitar potencialmente millones de muertes prematuras.

A continuación resumimos algunos puntos relevantes de la discusión en Estados Unidos, para pensar en los retos y oportunidades de América Latina frente al tabaquismo.

Evidencia y cifras 

• Es importante conocer las tendencias recientes en el consumo de cigarrillos, cigarrillos electrónicos, petacas orales de nicotina y productos de tabaco calentado. Las tendencias en el uso de productos individuales varían según la edad y dependen de cada uno de los otros productos. 
• Hay un papel potencial de los distintos productos en la reducción de los daños generales y los incentivos de las empresas para promocionarlos. El uso de los productos también depende del impacto de la normativa de la FDA, especialmente de su efecto sobre las restricciones de sabores y la supervivencia de las empresas de cigarrillos frente a las independientes. 
• Se necesita un enfoque global de los distintos productos de administración de nicotina que incorpore el impacto del comportamiento de la industria y el papel de la innovación en un mercado estadounidense en rápida evolución. 
• El aumento de las ventas de productos de tabaco calentado en Japón vino acompañado de un descenso de las ventas de cigarrillos. El descenso de la prevalencia del tabaquismo ha sido más lento en Australia, donde los CE de nicotina están prohibidos, que en el Reino Unido en general, y más lento que tanto en el Reino Unido como en EE.UU. entre los jóvenes. 
• El descenso de las ventas de cigarrillos también se ha acelerado más en el Reino Unido que en Australia. 
• No hay pruebas de que los productos alternativos de nicotina estén aumentando el consumo de tabaco entre los jóvenes o en la población en general. La certeza de estos resultados es baja debido a problemas con los supuestos estadísticos preespecificados y con los datos disponibles. 

Pautas de consumo y efectos sobre la salud 

• La evidencia ha sido una herramienta fundamental en el control del tabaco durante décadas y, hasta hace poco, la ciencia y la promoción eran socios fáciles: los datos mostraban claramente que fumar mataba y las intervenciones de control del tabaco salvaban vidas. No ha sido tan sencillo en el caso de los cigarrillos electrónicos, donde los datos a menudo no encajan tan fácilmente con las emociones y las posturas filosóficas. Esto no significa que tengamos que dejar de lado las emociones y la filosofía, ya que son fundamentales para avanzar hacia un futuro sin tabaco. Pero sí significa que tenemos que pensar detenidamente por qué y cómo se enmarca e interpreta la información. En esta charla, presentaré los últimos resultados de la revisión Cochrane sobre los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar y reflexionaré sobre las complejas reacciones que suscita.
• Cada vez hay más pruebas de que los cigarrillos electrónicos pueden ser un catalizador para dejar de fumar, al menos para algunos fumadores. Las pruebas actuales sugieren que esto puede ser cierto incluso dentro de un uso no estructurado y no guiado. Estas pruebas deben equilibrarse con la necesidad, igualmente importante para la salud pública, de minimizar el consumo de cualquier forma de nicotina por parte de los adolescentes, ya sea combustible o de otro tipo. La FDA de EE.UU. tiene la autoridad reguladora para encontrar este equilibrio.
• Está claro que los cigarrillos electrónicos son adictivos, pero el hecho de que lo sean menos que los cigarrillos tiene importantes implicaciones para los efectos sobre la salud a largo plazo. 
• La mayoría de las enfermedades causadas por el tabaquismo (por ejemplo, cáncer, EPOC) son el resultado de décadas de consumo y exposición a tóxicos. Si un producto es menos adictivo que un cigarrillo, las probabilidades de que un usuario siga consumiéndolo a diario (y no pueda dejarlo) durante décadas son significativamente menores. La estimación de la nocividad media del uso de cigarrillos electrónicos es un factor de la liberación de tóxicos multiplicado por los años de uso. Si la liberación diaria de tóxicos es el 10% de la de un cigarrillo, y la media de años de uso es la cuarta parte de la de un cigarrillo (por ejemplo, 10 frente a 40 años), entonces el daño relativo es 0,025 (o 2,5%). Estas cifras son estimaciones, diseñadas simplemente para demostrar que la adicción es un determinante importante de la exposición y el daño a lo largo de la vida.

Control de tabaco, regulación y política pública

• Nueva Zelanda cuenta con una de las legislaciones sobre vapeo más permisivas del mundo, y en los últimos tres años se han registrado descensos récord en las tasas de tabaquismo entre adultos y jóvenes. El gobierno ha dejado muy claro que el vapeo ha convertido las políticas agresivas contra el tabaco en una opción factible, ya que los fumadores del país pueden acceder a alternativas viables.
• El principio que defiende la ASH es que debe alcanzarse un equilibrio proporcionado en la regulación de los cigarrillos electrónicos y otros productos de nicotina, entre ayudar a los fumadores adultos a dejar de fumar y evitar que los jóvenes consuman productos que pueden ser nocivos y adictivos.